lunes, 28 de enero de 2013

Va por los niños diabéticos y sus progenitores

Rosario Marín ha querido recordar la fuerza de los más pequeños que tienen que convivir con la diabetes dedicándoles este post donde reconoce que han sido y siguen siendo todo un ejemplo para ella. Gracias de nuevo Chari por compartir y enseñarnos tanto a través de tu experiencia. 

Niños y niñas con diabetes durante
 un taller de 'Cocinar rico y sano'
Cuando empecé en esto del “negocio” del azúcar, hace ahora 18 años, yo tenía 13 años. Ahora tengo 31, así que me han sucedido muchas cosas en mi vida desde entonces y he pasado por muchas etapas. En lo relativo a la diabetes, he pasado desde la ocultación a los demás, negación a mí misma, rechazo, rabia, tristeza, miedo, hasta ir poco a poco, llegando a la aceptación y a la integración de esta condición de vida en mis rutinas diarias.

Primero las “integré” en mis rutinas colegiales, pues, el “debut” - como le llaman los médicos al inicio de la diabetes en tu vida- fue en edad escolar. Luego, las “integré” en mi etapa del instituto, para pasar a la universidad y llegar finalmente al mundo laboral precario que ahora tenemos. A ese mundo de adultos en el que te das cuenta que la vida no es un juego, aunque en el caso de los niños diabéticos, esto lo aprenden o aprendemos, mejor dicho, mucho antes.

Es precisamente a esos niños diabéticos a los que les quiero dedicar este post, ya que como grupo vulnerable, “tocan” especialmente mi corazón. Pero no quiero hablar de ellos como he oído tantas veces y como piensa un gran grupo de gente, en el sentido, de “hay que penita, eres diabético, no puedes comer dulces, te tienes que pinchar; y eso es para toda la vida”. Pues sí, te tienes que pinchar y, de momento, es para toda la vida, vamos casi como las hipotecas esas que concedían los bancos antes de la crisis o los matrimonio de corte tradicional, para toda la vida”.

Lo cierto y verdad es que esos niños son dignos de admirar y todo un ejemplo de superación, porque sí, está claro que en el caso de un adulto no es fácil llevar una diabetes, porque no lo es, en el caso de los niños es mucho más complicado. Pero como suele ocurrir, los niños a veces nos sorprenden y nos dan auténticas lecciones de vida.

 Cuando los ves tan pequeños y con ese manejo de las agujitas inyectándose ellos mismos, o con su bomba de insulina, y haciéndolo todo con una gran alegría y desparpajo se te quitan las ganas de inventar ningún problema en tu vida.

 He de decir que, muchas veces, cuando me dan ganas de “arrojar la toalla” y tengo bajones por mi condición de diabética, porque no nos engañemos esto es muy cansado y todos tenemos días buenos y días menos, siempre pienso en esos niños y me digo a misma: “a ver Chari, si ellos pueden hacerlo tú también. Si ellos pueden privarse de sus chocolatinas, de las chuches que les ofrecen en el cole tú no puedes venirte abajo”. Es ese espíritu de lucha incansable por una digna calidad de vida y el saber en tu interior que todos nuestros esfuerzos siempre merecen la pena y que es más duro no cuidarse y acarrear las consabidas complicaciones diabéticas, a todos los niveles, que las disciplinas que requieren nuestros cuidados y que por lo menos, si no podemos llevar unos excelentes niveles de glucosa, porque eso diabéticos también es imposible para nosotros, sí un tranquilidad de conciencia y que la vocecilla interior que resuene en nuestra cabeza sea la de que por nosotros que no quede.

 También sabemos, que en el caso de los niños diabéticos, cuando se trata de edades muy tempranas el peso la llevan sus padres. Tanto es así, que se habla de una nueva modalidad de diabéticos, los tipo 3. Así que desde aquí, mi reconocimiento hacia ello y mis enérgicas felicitaciones. Por tanto, este post va por esos padres y esos niños que están en la lucha de la diabetes día a día y con una sonrisa en la boca. ¡Va por ustedes, maestro, como dirían los toreros!


Rosario Marín
@ChariMD
http://optimismoydiabetes.blogspot.com.es/