Un debate interesante resulta sobre la complementariedad de los métodos, sobre si uno es de primera y otro de segunda categoría, porque algunos médicos rechazan la formación entre iguales, porque otros profesionales sanitarios la menosprecian,.....
A partir de ese tema, el British Medical Journal (BMJ) hizo una editorial, hablando de Paciente Expero, ¿sueño o pesadilla? En dicho artículo, el editorialista comenta las críticas que ha recibido la figura del paciente experto por parte de algunos médicos.
Y dice así.
Si uno pregunta a abogados, arquitectos, trabajadores sociales, o a consultores de gestión si prefieren que los clientes se interesen olos problemas que enfrentan y estén motivados para trabajar en colaboración y lograr resultados exitosos, la respuesta parece obvia. Entonces, ¿por qué la idea de pacientes expertos provoca cierta antipatía en parte de la profesión médica?
Y sigue diciendo: Los pacientes expertos son "las personas que tienen la confianza, habilidades, información y conocimiento para jugar un papel central en la gestión de su vida en enfermedades crónicas."
La imaginación de algunos médicos les hace ver al paciente experto como el que agarra un fajo de copias impresas de internet, exigiendo un tratamiento particular que no está probado, manifiestamente inadecuado, astronómicamente caro, o las tres cosas.
El BMJ publicó hace unos meses un interesante artículo “Effect of screening and lifestyle counselling on incidence of ischaemic heart disease in general population: Inter99 randomised trial“. Y a partir de este artículo, han publicado Rafa Bravo y Rafa Cofiño algunas reflexiones interesantes.
Rafa Bravo hace referencia a dicho estudio en un número de AMF hablando del efecto del cribado de factores de riesgo y una intervención educativa tipo asesoramiento, en pacientes con cardiopatía isquémica. En este ensayo, se consiguieron dos grupos de personas de 30 a 60 años con diferentes proporciones de edad y sexo. En el grupo de intervención se detectaron factores de riesgo, y se evaluó el estilo de vida, ofreciendo consejos saludables individualizados en caso de que fueran necesarios. En aquellos con alto riesgo de cardiopatía isquémica, de acuerdo con criterios predefinidos se les ofreció, además, seis sesiones de grupo con asesoramiento para dejar de fumar, dieta y actividad física. El grupo de control no recibió ninguna intervención sistematizada.
Tras un período de 5 años de seguimiento, se midió la incidencia de cardiopatía isquémica en el grupo de intervención en comparación con el grupo control. Se puede concluir que a pesar de lo que se mantiene habitualmente, una investigación individualizada que incluya detección de riesgo de cardiopatía isquémica, y la intervención subsiguiente para modificar los estilos de vida no tiene efecto sobre la enfermedad isquémica cardíaca, ictus, o mortalidad.
Las fases preliminares de este estudio y otros han mostrado que el consejo y el asesoramiento promueven cambios positivos a nivel individual, al menos durante un período de tiempo. Sin embargo, a la hora de la verdad parece que todas estas acciones aparentemente beneficiosas no se traducen en disminución de eventos isquémicos en la población. A pesar de los resultados negativos, los autores siguen recomendando que los consejos sobre estilos de vida se den de forma individual. Se oponen, eso sí, a instaurarlos en forma de programas o políticas sanitarias generalizadas.
Ante ello, Rafa Cofiño dice que:
1. Parece evidente que no hay que obviar el consejo individual a pacientes determinados (“individuos de alto riesgo”), pero parece también evidente que esto no deba de hacerse de forma sistemática desde la consulta. Concretamente la aseveración de los autores es “desaconsejar los chequeos de salud seguidos de los consejos de estilos de vida”
2. El consejo antitabaco por parte de un profesional sanitario a un paciente puede tener un efecto en la salud de una pequeña parte de la población pero políticas que actúen sobre toda la curva poblacional – la ley de regulación del consumo en espacios públicos- tienen un impacto poblacional mucho mayor.
Los resultados a largo plazo del "consejo" de salud pueden parecer descorazonadores a largo plazo. De ahí es relativamente fácil extraer "aprendizaje de primer orden" y, quizá, desaconsejar el consejo. Pero ¿Qué hace tan difícil extraer "aprendizaje de segundo orden?
ResponderEliminarSi lo hiciéramos, igual nos preguntaríamos si el consejo está dado desde el marco de referencia del "aconsejador"; o qué pasaría si se diera tras haber explorado el universo cognitivo y emocional del "aconsejado" y tras diseñar intervenciones "no-directivas" cuyo "sentido" nazca del aconsejado y no del aconsejador.
Esta es una de las líneas con las que trabaja el coaching de salud no-directivo y me parece que podría ser un campo interesante para explorarlo despacio.
Un cordial saludo.
Buenos días a tod@os,
ResponderEliminarComparto el comentario del Dr. Sánchez Mota.
La experiencia en otros países con respecto al coaching en salud , sobre todo en el ámbito de la diabetes , está creciendo de manera exponencial. Creo que es una herramienta que podríamos analizarlo con más detenimiento y seguramente será muy enriquecedor para tod@s nosotros.
saludos !!
Dra. Luciana Bergamaschi
LA FOTOGRAFIA CORRESPONDE AL TALLER DE LA DIABETES QUE ORGANIZAMOS EN LA ASOCIACION CARDIACA VISUEÑA, CUANTO NOS GUSTARIA VOLVER A ORGANIZAR OTRO, ESTAMOS PREPARADOS ESTAN LLEGANDO CADA DIA MAS PACIENTES NOS DIABETES Y HAY QUE EDUCARLOS NOS VENDRIA MUY BIEN VUESTRA AYUDA.
ResponderEliminarSALUDOS
MANUEL FRANCO
SECRETARIO